Desde el siglo II A.C. los anillos han sido una muestra de amor y fidelidad de una pareja. Pero qué hace al diamante una de las piedras más preciada del mundo, esto es gracias a sus características físicas y químicas. 

Propiedades químicas

¿De qué está hecho?

 El diamante está compuesto por átomos puros de carbón que bajo temperaturas y presiones específicas lo hace el segundo alótropo del carbono más estable después del grafito, en reasumen es carbón cristalizado.

Formación

La creación de un diamante es a través de condiciones muy específicas. Se forma a 29,607.695 atmosferas de presión y entre 900 y 1300ºC. Para llegar a tales presiones y temperaturas los diamantes se encuentran entre 140 y 190 km por debajo de la superficie terrestre. Esto hace que el carbón se combine en una molécula cubica el cual es un proceso que puede durar de 1 a 3.3 mil millones de años en lo que el diamante aumenta de tamaño. Los diamantes se acercan a la superficie por las erupciones volcánicas y cambios en el manto terrestre.

Propiedades físicas

Este cristal transparente de átomos de carbono tiene unas de las características físicas más fascinantes que ha descubierto el hombre.

Dureza

El diamante es el material más duro conocido por el hombre, esto esta medido por la facilidad con la que se raya, y este solo puede ser tallado por otro diamante. La dureza del diamante ha sido conocida desde la antigüedad y es la fuente de su nombre. La preservación del diamante se debe a esta característica, pues no importan las generaciones por las que pase esta gema, se mantendrá intacta si se tiene el cuidado correcto.

Color

El diamante ideal abarca todo el espectro visible, es decir transmite luz visible pero aparece como un cristal transparente. Los colores de un diamante se dan por sus defectos e impurezas, la más común es cuando el diamante tiene una tonalidad amarilla lo cual lo causa el reemplazo de un átomo de carbono por uno de nitrógeno. GIA ha establecido una escala de la D a la Z para identificar el color del diamante.

Óptica

El brillo de un diamante es el más alto gracias a su dureza, es lo que lo hace ver vivo. Las reflexiones en las facetas son perfectas, debido a que son perfectamente planas y su transparencia la cual hace que la luz lo atraviese sin perder su intensidad. El fuego o los flashes de colores prismáticos, presentes en gemas transparentes, se deben a su dispersión el cual es la característica más importante del diamante esta hace que se refleje la luz y separe los colores del espectro.

Historia